Después de visitar el famoso signo de «Welcome to Fabulous Las Vegas«, tomamos la carretera 160 y nos fuimos hacia uno de los lugares más inhóspitos del país, el Parque Nacional de Death Valley. Este paraje es famoso por dos cosas: por ser el lugar donde se ha registrado la temperatura más altas del planeta, nada más y nada menos que 56,7ºC, y por ser el punto más bajo de los Estados Unidos con 85 metros por debajo del nivel del mar. Estas singularidades lo han convertido en una visita turística de primer orden y al cabo del año más de un millón de personas pasan por aquí. Pero antes de llegar aquí, nos pusimos en plan Iker Jiménez e investigamos un poco para dar con la base secreta más conocida de los Estados Unidos, el Área 51. Seguir leyendo
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Al viajar, inevitablemente, te verás envuelto en situaciones en las que te sentirás perdido. Puede que te desorientes y no seas capaz de encontrar la dirección correcta, puede que necesites comunicarte y nadie sea capaz de comprenderte o quizás no entiendas lo que sucede a tu alrededor y que te quedes con cara de tonto sin saber reaccionar. Pasará a menudo y tendrás que emplearte a fondo, exprimir tu cerebro y obligarle a destilar alguna idea salvadora. Nosotros nos consideramos buenos resolviendo esta clase de situaciones y, en el fondo, disfrutamos de ellas, pero confesaremos que hubo una que nos superó: nos perdimos sin remedio en un casino de Las Vegas.
Cuenta una leyenda de los indios Paiute que en un tiempo muy remoto el Bryce Canyon estaba habitado por la Gente de las Leyendas, un pueblo antiquísimo que había habitado el lugar antes que ellos y que cometió el tremendo error de desafiar a Sinawava, el Dios Coyote. La deidad, famosa por sus triquiñuelas y astucia, no dudó que este pueblo bien merecía un escarmiento por su osadía y sus malas acciones y los castigó convirtiéndolos en piedra. Desde ese día y para a eternidad, la Gente de las Leyendas se yergue petrificada.
Despertamos en Monument Valley y lo primero que hicimos fue, con toda la emoción, descorrer la cortina del balcón. El día anterior habíamos llegado con luz suficiente para comprobar que nuestra habitación en el Goulding Lodge tenía unas magníficas vistas sobre el valle. Pero ¡Oh sorpresa! Esa mañana había amanecido con una densa niebla que ocultaba las célebres formas rocosas. Nuestras caras debían ser como las de esos niños que se despiertan el día de Reyes para abrir sus regalos y se encuentran con un puñado de calcetines y un pijama de felpa. Chascazo. Seguir leyendo
Suena el despertador, son las 6 y cuarto de la mañana. ¿Temperatura exterior? Menos siete grados. Planteado así, sobran los motivos para apagar la alarma de un manotazo, girarse sobre uno mismo y seguir durmiendo. Pero ese día no. Saltamos de la cama, nos abrigamos y montamos en el coche. Las perspectivas de ver el sol alzándose sobre el Cañón del Colorado y contemplar el atardecer en Monument Valley son motivación suficiente para enfrentarse al frío y al madrugón. Seguir leyendo
Si pensamos en un road trip por los Estados Unidos, seguramente la primera referencia que nos venga a la cabeza sea la mítica Ruta 66. Gracias a películas como Easy Rider o Thelma&Louise esta carretera se ha enraizado de tal forma en la cultura popular que con solo nombrarla uno empieza a tararear el Born to be wild y a verse como un rebelde, melena al viento, con su banda de moteros. Nuestros amigos moteros no pudieron acompañarnos y el espíritu transgresor lo redujimos a superar ligeramente el límite de velocidad, pero aun así nosotros también queríamos conocer la Ruta 66.
El Museo del Aire y el Espacio es una auténtica joya y con razón se ha convertido en el más visitado de Estados Unidos. Sus cifras son impresionantes: 8 millones de visitas anuales y ya ha acumulado más de 311 millones desde que abrió sus puertas en 1976. Seguir leyendo
El hombre del tiempo había dicho que llovería, así que habíamos planeado solo visitas que podían hacerse bajo techo. Sería un día de museos. De nuevo, empezamos nuestro recorrido desde el National Mall, punto de referencia para cualquier visita a la ciudad y alrededor del cual encontramos los principales monumentos. Tan pronto llegamos a la zona ajardinada que se extiende entre el Capitolio y los memoriales, fuimos a la taquilla que hay frente al Monumento a George Washington a recoger las entradas para subir hasta la cima del obelisco. La entrada es gratuita y el único requisito para acceder al monumento es presentarla y no llevar armas de fuego encima. Lo preguntan a la entrada, así que acordaos de dejar la pistola en casa. Seguir leyendo
Dejamos atrás Hawái y volamos hasta Washington, la capital de los Estados Unidos. La ciudad, inaugurada en 1790, fue planificada por el urbanista francés Pierre L’Enfant que la diseñó específicamente para convertirse en la sede del gobierno norteamericano. No escatimó en entornos monumentales, buscó el máximo efectismo con la ubicación de los edificios más representativos y tejió una red de grandes avenidas a la altura de esta magnífica puesta en escena del poder. Seguir leyendo
Fue el 17 de enero de 1779 cuando los habitantes de la Big Island divisaron las velas de los barcos del capitán Cook acercándose a la bahía de Kealakekua. Ese mes los nativos celebraban el Makahiki, una festividad en honor a Lono, el dios de la agricultura y la prosperidad. Nunca antes habían visto nada como esas embarcaciones que, sin duda, les parecieron llegadas de otro mundo. ¿Quizás el dios Lono había decidido personarse a su propia fiesta? Algunos botes zarparon de los grandes barcos encaminándose hacia la costa, así que los lugareños salieron a su encuentro y les esperaron en la playa de Napo’opo’o para darles la mejor de las bienvenidas. Al fin y al cabo un dios venido a la tierra se merecía el mejor trato que pudieran dispensarle. Seguir leyendo