Poco antes del verano de 2014 nos fuimos a Canadá con la idea de pasar un año trabajando y viajando por el país con la Working Holiday Visa. Por compromisos familiares teníamos que volver a casa unos días a finales de septiembre, así que decidimos buscar un trabajo temporal, de verano, pero que al mismo tiempo nos diera margen para viajar un poco por la zona. Contemplando las opciones y buscando ingresar el máximo en el mínimo tiempo posible, decidimos que trabajaríamos en el campo, en la temporada de las cerezas. Seguir leyendo
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Aunque por aquel entonces no eran ni siquiera un centenar, los habitantes de Pueblo de Nuestra Señora de Los Ángeles sobre el Río Porciuncula, tuvieron el loable acierto de cambiar el nombre de su hogar por uno más corto y con bastante más gancho como es Los Ángeles. Los años pasaron y con el uso y el tiempo lo acortaron todavía más y ahora la mayoría se refiere a ella por sus siglas, LA. Pero la llames como la llames, la ciudad es mundialmente famosa por ser la sede de los pesos pesados de la industria cinematográfica americana y hogar de muchas de sus estrellas.
Cuando nos adentramos en una de las concurridas autopistas que rodean la ciudad de Los Ángeles, recordamos el impresionante atasco que nos atrapó la mañana en que empezamos este viaje por el suroeste de los Estados Unidos. Nos parecía increíble que apenas hubieran pasado 17 días desde entonces, porque echando la vista atrás teníamos la sensación de que había pasado un mes ¡como mínimo! Fue entonces cuando notamos una punzada de tristeza melancólica y tomamos consciencia de que estábamos recorriendo las últimas millas por este país. En pocos días nos despediríamos de América del Norte y cerraríamos la primera etapa de la Vuelta al Mundo.
De diciembre a marzo, la pasión más bestial e irrefrenable llega a las costas de California y se instala en algunas de sus playas. Ni la versión más hardcore de 50 Sombras de Grey os puede preparar para el espectáculo de violencia y sexualidad exaltada que tiene lugar aquí. Es la época de apareamiento de los elefantes marinos y estas criaturas no se andan con galanterías.
Si la Highway 1 es el tesoro de las carreteras californianas, el Big Sur es la joya de la corona. Se trata de uno de los parajes más bonitos de la costa oeste de los Estados Unidos, un tramo donde se pueden contemplar las montañas de Santa Lucía emergiendo directamente de las frías aguas del océano Pacífico creando una costa abrupta llena de precipicios y de playas espectaculares. Desafiando este terreno tan escarpado, la Ruta 1 se abre paso a través de una estrecha y sinuosa vereda encajada entre acantilados y paredes de roca. Por algo al final de la ruta venden unas pegatinas para el coche que dicen: “I survived Pacific Coast Highway 1”.
Cuando lo vimos de reojo no entendimos qué era. Apenas había sido un instante para luego desaparecer tras la arboleda que bordeaba la carretera. Nos miramos incrédulos y, al momento, clavamos la mirada hacia ese lado expectantes. Queríamos asegurarnos de lo que habíamos visto. A los pocos segundos los árboles se aclararon y nos mostraron de nuevo la escena. Hubo un cruce de miradas dentro del coche y, automáticamente, pusimos el intermitente a la derecha. Teníamos que verlo de cerca. Seguir leyendo
«Si vas a San Francisco asegúrate de llevar algunas flores en el pelo.
Si vas a San Francisco el verano será una celebración del amor»
Este famoso estribillo interpretado por Scott McKenzie dio comienzo al Verano del amor, una concentración de jóvenes melenudos que en 1967 convirtieron San Francisco en la capital de una nueva contracultura basada en la libertad y el pacifismo: el movimiento hippie. Este evento marcó definitivamente el carácter de una ciudad que aun hoy sigue siendo conocida por su liberalismo y progresismo. Nosotros llegamos sin flores, como mucho llevábamos alguna rama o hoja seca enredada después de pasar por el Parque Nacional de Yosemite, a apenas tres horas de aquí.
La calle Lombard, el Golden Gate o la cárcel de Alcatraz son algunos de sus muchos reclamos, pero nosotros tan solo disponíamos de tres días para descubrirlos ya que la fecha del siguiente vuelo empezaba a acercarse, así que planificamos un recorrido para aprovechar al máximo el tiempo y no dejarnos ninguno de los imprescindibles.
El Parque Nacional de Yosemite es, sin duda, uno de los parajes naturales más conocidos de California y de todos los Estados Unidos. Sus más de 3.000 kilómetros cuadrados que se extienden al oeste de las montañas de Sierra Nevada, recibieron en 1984 la consideración de Patrimonio Mundial de la Humanidad otorgada por la UNESCO. Y es que la belleza de sus cataratas, de sus espectaculares montañas de granito y sus bosques gigantescos forman un conjunto natural de una gran belleza que lo convierten en visita obligatoria para cualquiera que se acerque por estos parajes. Personalmente era uno de los parques que teníamos más ganas de visitar durante esta parte del viaje y, como era de esperar, no nos decepcionó. Seguir leyendo
Después de visitar el famoso signo de «Welcome to Fabulous Las Vegas«, tomamos la carretera 160 y nos fuimos hacia uno de los lugares más inhóspitos del país, el Parque Nacional de Death Valley. Este paraje es famoso por dos cosas: por ser el lugar donde se ha registrado la temperatura más altas del planeta, nada más y nada menos que 56,7ºC, y por ser el punto más bajo de los Estados Unidos con 85 metros por debajo del nivel del mar. Estas singularidades lo han convertido en una visita turística de primer orden y al cabo del año más de un millón de personas pasan por aquí. Pero antes de llegar aquí, nos pusimos en plan Iker Jiménez e investigamos un poco para dar con la base secreta más conocida de los Estados Unidos, el Área 51. Seguir leyendo
Al viajar, inevitablemente, te verás envuelto en situaciones en las que te sentirás perdido. Puede que te desorientes y no seas capaz de encontrar la dirección correcta, puede que necesites comunicarte y nadie sea capaz de comprenderte o quizás no entiendas lo que sucede a tu alrededor y que te quedes con cara de tonto sin saber reaccionar. Pasará a menudo y tendrás que emplearte a fondo, exprimir tu cerebro y obligarle a destilar alguna idea salvadora. Nosotros nos consideramos buenos resolviendo esta clase de situaciones y, en el fondo, disfrutamos de ellas, pero confesaremos que hubo una que nos superó: nos perdimos sin remedio en un casino de Las Vegas.