Escondido en la copa de un árbol o dando saltitos a ras de suelo, fotografiar algunos de estos pájaros fue un auténtico reto. No es solo que enfocarlos entre una maraña de ramas sea complicado sino por su facilidad por levantar el vuelo y desaparecer en un instante dejándote con tu cara de tonto. Siempre atentos al más mínimo movimiento, si dudas un instante ya no están. Si te arriesgas y te acercas demasiado, verás como desaparecen tras lanzarte una mirada de desprecio. ¿Los más especiales de este gran viaje? El cóndor, el águila calva americana y, por supuesto, los pingüinos.