Un día decidí…

Fragmentos: Un día decidí... - Reflexiones sobre la vuelta al mundo

Un día decidí que no quería llegar a viej@ arrepintiéndome de la interminable lista de cosas que querría haber hecho y no hice. Decidí que no esperaría a que las fuerzas me fallaran para pensar en todos esos caminos que quise andar y no anduve. Ese fue el día en que decidí que conjugar los sueños en futuro era un riesgo que no podía asumir.

Decidí que mis piernas tenían fuerza de sobras para llevarme a dónde quisiera y que a mis manos les sobraba el temple para señalar en cualquier dirección. Decidí que no me faltaban ideas ni palabras para hablar con nadie. Decidí que no habría complicación que me espantara ni lección demasiado difícil si la voluntad de crecer era mi guía.

Ese fue el día en que decidí darle rienda suelta a mis anhelos y salir a explorar lo desconocido. Entendí que el peso de la mochila a la espalda era mucho más ligero que la losa del tedio sobre el pecho. Ese día decidí que era hora de partir.

"Había llegado la hora de abrir los ojos y ver, de oler y saborear, de oír y tocar" - Grand Canyon, Estados Unidos

Había llegado la hora de abrir los ojos y ver, de oler y saborear, de oír y tocar. Era el momento de sentir y conmoverme aun sin comprender. ¿Y sabéis qué pasó? Encontré el más hermoso y maravilloso de los mundos.

Vi el cielo y las nubes teñirse de mil colores, contemplé bosques enteros engalanándose para el cambio de estación y el agua reflejando mil matices.

Me perdí entre la multitud y me hallé en medio del vacío. Me sumergí gustosa en la compañía del silencio y en la soledad del alboroto. Disfruté y renegué del frenesí del caos, para luego menospreciar y dejarme mimar por la apacibilidad del orden.

Vi la ciudad convertirse en jungla y me entristecí al ver la jungla convertirse en ciudad. Vi como el bosque se convertía en desierto y el desierto en oasis. Contemplé las luces de la gran ciudad desde la cima del rascacielos más alto y arrastré los pies por la más oscura e inmunda de las callejuelas olvidadas.

Oí el rugido de un volcán retumbando desde las profundas entrañas de la tierra y vi de cerca sus fuegos. Enfrenté la desbocada fuerza del viento y quedé paralizada al comprobar que no hay barrera humana que pueda contener la fuerza de la naturaleza.

"Oí el rugido de un volcán retumbando desde las profundas entrañas de la tierra y vi de cerca sus fuego" - Volcán Kilauea, Hawái

Alcé el rostro hacia las nubes oscuras y dejé que el agua me empapara el rostro. Vi una tormenta de arena abalanzarse sobre mi y conseguí que mi cabeza y mi corazón gritaran al unísono: “Clava bien los talones, porque de aquí no nos movemos”.

Navegué por mares bravos y cabalgué por prados entre altas montañas. Recorrí caminos polvorientos bajo el sol y agradecí sinceramente la generosidad de los que decidieron aligerar mi ruta.

Hundí los pies con regocijo en playas de fina arena blanca y miré a mi alrededor para verme sola, rodeada por el azul del mar y el verde de la vegetación. Descubrí el maravilloso mundo que se oculta bajo el mar nadando entre gigantes y peces de brillantes colores.

"Hundí los pies con regocijo en playas de fina arena blanca y miré a mi alrededor para verme sola, rodeada por el azul del mar y el verde de la vegetación" - Big Island, Hawái, Estados Unidos

Escalé altas dunas de arena, agotadora tarea recompensada con la vista de un sol descolgándose sobre un mar de olas petrificadas. Trepé hasta la cima de una montaña sin otro premio que la satisfacción de decirme a mi misma “Lo has hecho”.

Bailé bajo la lluvia y reí de gracias que no comprendía solo por el placer de escuchar mi risa. Me hablaron con palabras incomprensibles y respondí a quien no me entendía con la tranquilidad de saber que una sonrisa significa lo mismo para todos.

"...respondí a quien no me entendía con la tranquilidad de saber que una sonrisa significa lo mismo para todos" - Lago Inle, Myanmar

He sido testigo de lo mejor y lo peor de las personas, pero por cada vez que intentaron engañarme me regalaron dos verdades. Por cada palabra falsa, dos transparentes.

Vi cien tonos de piel rezando a cien dioses distintos solo para comprobar que en sus oraciones todos piden lo mismo. Caí presa de la confusión al cruzar fronteras y ver que a lado y lado habitaba exactamente la misma gente.

Entre palacios, templos y murallas comprobé que la partida contra el tiempo es un juego perdido de antemano y que no existe ni existirá nunca nación lo suficientemente poderosa que se le pueda oponer. Mil pueblos se han despeñado desde las alturas y ningún recuerdo de gloria hará más llevadero el ascendente camino desde el lodo.

"Entre palacios, templos y murallas comprobé que la partida contra el tiempo es un juego perdido de antemano y que no existe ni existirá nunca nación lo suficientemente poderosa que se le pueda oponer" - Gran Muralla, China

Compartí las alegrías y los sinsabores del camino con desconocidos de los que, al final, me he despedí con un sentido: “Espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse, amigo mío”.

"Compartí las alegrías y los sinsabores del camino con desconocidos de los que, al final, me he despedí con un sentido: “Espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse, amigo mío” - Taiga, Mongolia

Sentí una fría punzada al echar de menos el abrazo que ya no podré dar. Encajé los dolorosos reveses de la vida y aprendí que, a pesar de toda la tristeza, el balsámico discurrir del tiempo logra que los buenos recuerdos iluminen y disipen la hiriente negrura del luto.

Al final, el camino me llevó a dar la vuelta al mundo y aunque tuve el privilegio de contemplar algunos de sus mayores tesoros, soy consciente de que apenas he arañado la superficie. Al partir creí que regresaría convertida en un gigante y al final resulta que vuelvo sintiéndome todavía más pequeña.

Recorrí la mayor de las distancias para descubrir que el lugar al que quiero llegar es el lugar del que partí, que los brazos que quiero que me abracen son los que dejé atrás y que las sonrisas que añoro son las mismas que helé al decir que me iba.

Me fui para volver, para mirarme al espejo y preguntar “¿Quién eres tú que ha venido hasta aquí para vivir mi vida?” Entonces y solo entonces responderé con el orgullo y la sinceridad del que ha creado su propio camino: Soy aquel que querías ser.

8 comentarios

  1. Ori

    Bellos chicos 🙂

    • Guillem&Alexandra

      Muchas gracias Ori! Un abrazo 😉

  2. Francisco Alanís

    Qué bonito, gracias por compartir!

    Yo me voy en dos semanas, es hora de revivir mi blog que solo actualizo cuando viajo y cuando me siento libre, como aquella vez… http://lavidaesuninstante.com/2015/01/y-se-me-pasa/

    • Guillem&Alexandra

      Muchas gracias por tu comentario Francisco! Estaremos pendientes de tus andanzas a ver qué rincones nos descubres 😉

  3. Cristina Souza da Rosa

    ¡Que bonito! Me emocionado. El vídeo es precioso. Yo estoy de acuerdo…viajar es regresar. Un saludo y espero conocerlos pronto.

    • Guillem&Alexandra

      Gracias Cristina, nosotros también nos emocionamos cada vez que lo vemos :P. Y si, viajar es regresar, sin ese regreso aunque sea por unos días, el viaje no está completo 🙂
      Un abrazo.

  4. Luis Fernandez

    Un video emocionante. Ha sido una gran idea grabar el momento del regreso. Ahora, queremos ver vuestros videos del viaje, para disfrutar de vuestras experiencias.

    • Guillem&Alexandra

      Gracias Luis. Nadie, excepto los padres de Guillem, sabía que íbamos a volver, así que quisimos tener todas las caras de sorpresa guardadas para el futuro y para poder enseñárselo después. Estamos en ello para los vídeos del viaje, pero hay tantísimo material… a ver si nos ponemos las pilas con ello. Gracias por pasarte 😉

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