Llevábamos 24 horas a bordo del autobús y habíamos recorrido más de 1.100 kilómetros cuando, por fin, llegamos a Cuzco. Al  ver las primeras casas nos sentimos profundamente aliviados, porque la noche se había hecho muy larga: dormir en un asiento abatible por muy «semi-cama 160º» que sea, dista mucho de ser el descanso ideal. Hace gracia pensar en cómo nos quejamos esa mañana ¡Qué poco sabíamos que ese iba a ser uno de los mejores buses que cogeríamos y que no tardaríamos en recordarlo con añoranza! Desde el mediodía que nos había entrado la prisa por llegar, Alexandra se encontraba mal, estaba mareada y sentía náuseas. De entrada podríamos diagnosticarle una sobredosis de autobús, pero en esta ruta síntomas como estos significan otra cosa: mal de altura.

El soroche, como lo llaman allí, es un mal muy caprichoso causado por la falta de oxígeno en el organismo debido a la altitud y resulta imposible prever como le afectará a uno. Lo más recomendable para ahorrarse el mal trago es abstenerse de fumar y de beber alcohol durante el ascenso y, sobretodo, subir poco a poco y darle tiempo al cuerpo para aclimatarse. Haciendo la ruta Lima-Cusco se trepa desde el nivel del mar hasta los 3.399 metros del tirón en poco más de 20 horas, así que es un factor a tener muy en cuenta. ¡No os lo toméis a la ligera porque los casos más severos pueden dejaros fuera de juego y convertirse en un serio contratiempo! Existen medicamentos específicos para prevenirlo y combatirlo, pero lo más común es recorrer a remedios naturales como la hoja de coca. De hecho, en el propio autobús te ofrecen infusiones de coca junto al repertorio habitual de tes y manzanillas.

¿Cuzco o Cusco?

Antes de venir aquí, siempre nos habíamos referido a esta ciudad como Cuzco con zeta, por eso nos sorprendió descubrir que la nomenclatura oficial en Perú es Cusco con «s», transcripción más fiel a la fonética del nombre original en quechua, Qusqu. No vamos a profundizar en este tema, pero si os interesan las discusiones lingüísticas/etimológicas sabed que hay foros donde, haciendo gala de la mejor retórica pasivo-agresiva,  la gente defiende y ataca el uso de un término o el otro. Cuando le preguntamos a un guía local acerca de esta «polémica» nos comentó con una sonrisa que existe una razón no oficial por la cual los cuzqueños rechazan el nombre con zeta: según el Diccionario de la RAE, «cuzco» significa “perro pequeño” y está claro que nadie quiere que le llamen perrete.

Placas de la UNESCO y de la Municipalidad donde aparece Cusco con "s", Cuzco, Perú

Pues si, el nombre oficial en Perú es Cusco con «s»

La ciudad imperial

Cuzco se extiende por la vertiente oriental de la cordillera de los Andes y, desde su fundación en el siglo XIII, ha sido un emplazamiento de gran importancia cultural y comercial. Reconstruida después del gran terremoto de 1950 y declarada  Patrimonio de la Humanidad en 1983, fue la cuna y capital del Imperio Inca, más tarde una de la más espléndidas ciudades del virreinato español de Perú y actualmente un punto turístico de primer orden.

Monumento al Inca en la Plaza de Armas de Cuzco, Perú

Monumento al Inca en la Plaza de Armas de Cuzco, Perú

El autobús de Tepsa nos dejó en la Terminal Terrestre y allí, por 5 soles, tomamos un taxi dirección Plaza de Armas, el corazón turístico de la ciudad y zona donde se concentran la mayoría de hospedajes. Tened en cuenta que aquí los coches no llevan taxímetro, así que el precio de la carrera habrá que pactarlo antes de montarse.

En el centro fuimos preguntando por alojamientos hasta llegar a la Plaza de San Francisco donde nos habían dicho que encontraríamos hostales a precios ajustados. Entramos a preguntar en un par y allí nos enteramos que debido a la proximidad con las fiestas de la Virgen de la Candelaria había pocas plazas disponibles y que todo estaba más caro. Después de sondear los hostales de la calle Mesón Estrella resultó que la mejor opción era una habitación matrimonial en el The Point Hostel por 70 soles con desayuno  incluido. Este precio estaba por encima de lo que teníamos pensado, pero no había muchas opciones, así que decidimos quedarnos allí, descansar y luego ya buscaríamos algo más ajustado. Lo importante ahora era darle un poco de margen a Alexandra para que se recuperara.

Plaza de Armas de Cuzco, Perú

No os confundáis, las banderas del arco iris no significan que Cuzco sea una ciudad especialmente gay-friendly,  son los colores de la ciudad

Organizar las visitas desde Cuzco

Descansamos un rato para que Alexandra se recuperara y llenamos los estómagos cerca de la Plaza San Francisco. Lo que nos quedaba del día lo dedicaríamos a recorrer el casco antiguo y en encontrar el mejor precio para los tours de los días siguientes. Alrededor de la Plaza de Armas se encuentran la mayoría de agencias que organizan los visitas al Valle Sagrado de los Incas y a la ciudadela del Machu Picchu, así que empezamos por un extremo y fuimos preguntando una por una. Con el rollo de «el de al lado nos lo deja a tanto» conseguimos que nos fueran ajustando el precio hasta conseguirlo por 210 dólares por cabeza.

En este precio final nos incluyeron:

  • Autobús para hacer el tour al Valle Sagrado (30-25 soles)
  • Tren de Ollantaytambo a Aguas Calientes (49 dólares)
  • Noche de hostal en Aguas Calientes. También nos mandaron un chaval que vino a recogernos a la estación y nos llevó hasta el hospedaje.
  • Autobús de ida y vuelta Aguas CalientesMachu Picchu (48 dólares)
  • Entrada al Machu Picchu y al Huaynapicchu (77 soles como estudiantes)
  • Guía que nos hizo un tour de dos horas por la ciudadela.
  • Tren de Aguas Calientes a Ollantaytambo (53 dólares)
  • Autobús de Ollantaytambo a Cuzco 

¿Pero en qué piensan estos publicistas?

Cuando fuimos al supermercado a abastecernos para los siguiente días, descubrimos que en esta región hay un plato muy típico: el cuy. ¿No sabéis lo que es? Quizás si os digo «cobaya» os resulte más familiar. No os precipitéis a poner cara de disgusto, por mucho que para vosotros sea una mascota y no un manjar, recordad que esto es solo un punto de vista cultural. ¿Qué podemos decir nosotros que comemos conejo o caracoles? En cuestiones gastronómicas, como expresión cultural de un pueblo, hay que adoptar una actitud tolerante y aunque Alexandra se moría de asco, lo hacía desde el respeto.

Manías y prejuicios a parte, este anuncio de «Nuggets de Cuy» merece un comentario.  ¿Qué clase de publicista enfermo decidió crear una mascota que ofrece a sus propios congéneres desmembrados y crudos en una bandeja? ¿Pero qué clase de animal psicópata es este? Detrás de esos ojitos brillantes y esa simpática pajarita se esconde la mente más retorcida que pueda llegar a poseer un roedor. Macabro, muy macabro.

Nuggets de cuy, anuncio visto en Cusco, Perú

Como era previsible, algo tan gore como esto atrajo la atención de Guillem que apuntó «probar el cuy» en su lista de cosas a hacer antes de irse de la ciudad. No tardaría mucho en poderlo tachar, pero no sería esa noche. Volvimos pronto al hostal y después de ver la última parte de la SuperBowl nos acostamos para cargar pilas. El día siguiente empezaríamos una  ruta de dos días que nos llevaría a través del Valle Sagrado hasta la ciudad escondida del Machu Picchu.

¡Los enigmas de los incas nos esperaban!