Cuenta una leyenda de los indios Paiute que en un tiempo muy remoto el Bryce Canyon estaba habitado por la Gente de las Leyendas, un pueblo antiquísimo que había habitado el lugar antes que ellos y que cometió el tremendo error de desafiar a Sinawava, el Dios Coyote. La deidad, famosa por sus triquiñuelas y astucia, no dudó que este pueblo bien merecía un escarmiento por su osadía y sus malas acciones y los castigó convirtiéndolos en piedra. Desde ese día y para a eternidad, la Gente de las Leyendas se yergue petrificada.

Los indios le echaron imaginación con su historia. Eso o es que la Gente de las Leyendas no eran muy agraciados
De esta forma explicaron los Paiute el origen de los hoodoos, los característicos pináculos de roca que han dado fama a este lugar y a los que también se conoce con el nombre de Chimeneas de hada. La explicación científica para la creación de este sugerente paisaje es mucho menos interesante que la de los indios: agua congelada en las grietas de las piedras, erosión, desplome de secciones de la piedra y tal y tal. Una historia bastante más sosa para nuestro gusto comparada con la del pueblo perdido y el dios furioso, pero si sois más de hechos científicos también podemos explicaros que hace 75 millones de años, en el Cretáceo, todo esto era un cenagal por donde correteaban los Tyranosaurios y los Deinosuchus, unos cocodrilos de 9 toneladas que alcanzaba los 15 metros. Por aquel entonces esto no era una zona demasiado turística.
¿Qué ver en el Parque Nacional de Bryce Canyon?
Primero de todo dejemos clara una cosa: a pesar de lo que indica su nombre, este parque de Utah no es un cañón, sino que se trata de una serie de miradores en forma de anfiteatro al borde de la meseta de Paunsaugunt.
La visita, que cuesta 25$ por vehículo y es válida por 7 días, en invierno debe hacerse obligatoriamente en coche ya que el servicio interno de autobús solo funciona de mayo a octubre, los meses de más afluencia. Nosotros llegamos aquí después de visitar el Parque Nacional de Zion seguíamos por la carretera 89 y luego nos desviamos por la 63 hasta llegar al centro de visitantes.
Es un parque muy fácil de ver ya que solo hay que ir siguiendo la carretera que lo cruza e ir deteniéndose en los distintos miradores. Desde los puntos de más al norte podréis ver la mayor cantidad de hoodoos, pero los de más al sur son los que tienen las vistas más amplias. Personalmente nos quedamos con los de más al norte, los primeros que encontramos y los que más nos sorprendieron. Todo el recorrido puede hacerse sin problema en unas 3 o 4 horas aunque os llevará algo más de tiempo si queréis hacer alguno de los trekkings que hay disponibles. En enero la nieve cubre los senderos y la mayoría están cerrados, igual que las carreteras hacia Fairyland Point y el Paria View. Sin embargo, con la llegada de la nieve se abre la posibilidad de practicar esquí de travesía o de hacer rutas con raquetas de nieve. Además, nosotros que no estamos muy acostumbrados a los paisajes nevados lo disfrutamos muchísimo.
Teníamos tiempo así que nos detuvimos en todos los miradores. Los que nos gustaron más fueron el Sunrise Point, el Sunset Point, que son precisamente los primeros que se encuentra en dirección sur. En cambio, el Bryce Point que a priori era el que más prometía por ser el que tiene el nombre del parque, no nos pareció, ni mucho menos, el más espectacular. De hecho habíamos planeado comer allí, pero entre el frío, que las mesas estaban heladas, que las vistas no nos impresionaron tanto y a una banda de cuervos acosadores, decidimos quedarnos en el coche.
Otra parada que nos gustó mucho y que no os podéis perder es el Natural Bridge, donde se puede contemplar un arco de piedra que en realidad se trata de dos grandes hoodoos en proceso de separación. Si os resulta llamativo no tardéis en ir a visitarlo porque se prevé que colapse cualquier día de estos.
Tampoco paséis por alto el Agua Canyon, el Ponderosa Canyon y el Rainbow y Yovimpa Point.
¿La siguiente parada?
Con este parque nacional dejamos atrás por unos días el lado más salvaje y natural del suroeste de los Estados Unidos y y pusimos rumbo hacia una salvajada distinta. Nos dirigimos hacia la ciudad de las luces y el juego. Casinos y tragaperras nos esperaban Nos vamos a la Ciudad del Pecado ¡Nos vamos a Las Vegas!
Parque Nacional Bryce Canyon – Página del Servicio Nacional de Parques
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