El hombre del tiempo había dicho que llovería, así que habíamos planeado solo visitas que podían hacerse bajo techo. Sería un día de museos. De nuevo, empezamos nuestro recorrido desde el National Mall, punto de referencia para cualquier visita a la ciudad y alrededor del cual encontramos los principales monumentos. Tan pronto llegamos a la zona ajardinada que se extiende entre el Capitolio y los memoriales, fuimos a la taquilla que hay frente al Monumento a George Washington a recoger las entradas para subir hasta la cima del obelisco. La entrada es gratuita y el único requisito para acceder al monumento es presentarla y no llevar armas de fuego encima. Lo preguntan a la entrada, así que acordaos de dejar la pistola en casa.
Nuestras entradas eran para subir a las 11.30, así que aun teníamos tiempo para visitar alguno de los museos que rodean este lugar. Teníamos múltiples opciones y elegir solo dos fue bastante duro. Alrededor del National Mall hay más de media docena de museos: el Museo Nacional de Historia, el Museo Nacional de Historia Natural, el Museo Nacional de Historia Nativa, el Museo Nacional del Aire y el Espacio, el Museo Hirshhorn, la Galería Freer y Arthur M. Sackler, el Museo Nacional de Arte Africano y varios jardines con esculturas de reconocidos artistas. Era imposible verlo todo en un día, así que teníamos que elegir ¿Con cuáles nos quedamos? Con el Museo de Historia Natural, porque habíamos visitado su primo de Nueva York y nos había impresionado mucho, y con el Museo del Aire y el Espacio, porque no habíamos visitado ninguno de esta temática.
Estos dos museos están gestionados por el Instituto Smithsonian, quizás a algunos os suene esta institución porque es donde trabaja la investigadora de la serie Bones o quizás hayáis visto algunos de sus edificios de telón de fondo en Noche en el museo 2 o Capitán America: El soldado de invierno. El propósito de la Smithsonian Institution es promover la educación y la investigación tal y como lo solicito el investigador británico James Smithson cuando legó su fortuna al gobierno americano para tal fin. Esta organización casi bicentenaria tiene su sede central en un edificio conocido popularmente como “El Castillo”.
El Museo de Historia Natural abrió sus puertas en 1910 y fue el primero de los smithsonian en abrir sus puertas. Posee unos 126 millones de especímenes entre plantas, animales, fósiles, minerales, rocas, meteoritos y objetos culturales humanos. Solo para que os hagáis una idea del impresionante fondo que poseen: tienen 30 millones de insectos guardados cuidadosamente en diminutas cajas y 7 millones de botes con peces. ¡Casi nada!
Tienen una magnífica colección de mamíferos disecados…
… osamentas de centenares de animales …
… momias del antiguo Egipto…
… una galería dedicada a los ecosistemas marinos y a sus habitantes…
… gran cantidad de fósiles…
…y piezas sobre la evolución humana (¡y un 30% de los estadounidenses sigue sin cree en ella!).
Desafortunadamente la sala de los dinosaurios estaba cerrada porque estaban montando la exposición «Los últimos dinosaurios americanos«.
Interrumpimos nuestra visita a tiempo de llegar a nuestra cita con el obelisco. Para subir hasta la cima del monumento nos hicieron formar en fila ante la puerta mientras un Park Ranger nos recogía las entradas, se interesaba por saber de dónde veníamos y nos recordaba que no se pueden llevar armas en el interior del monumento.
Recientemente se ha abierto la posibilidad de subir hasta arriba del obelisco a través de las escaleras que trepan por su interior y guiado por un ranger muy en forma, pero la opción más común es subir en ascensor. Las vistas desde aquí arriba son, sin duda, las que mejores que se pueden tener sobre Washington.
Desde las ventanas que dan al oeste vemos el Memorial a la Segunda Guerra Mundial, la piscina reflectante y el Memorial a Abraham Lincoln.
En la dirección opuesta, hacia el este vemos los jardines del National Mall, los museos smithsonianos y, al fondo, el edificio del Capitolio.
Mirando al sur destaca la vista sobre el río Potomac, el Memorial a Thommas Jefferson y, justo detrás, está el aeropuerto Hoover. Si voláis a este aeropuerto, estad atentos durante el aterrizaje porque vais a tener unas vistas impresionantes sobre esta zona.
Aunque nos costó distinguirlo, desde aquí también se puede ver el famoso perfil del Pentágono, el emblemático edificio sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
La vista norte nos muestra otro edificio icónico, la Casa Blanca y la Elipse, los jardines que se extienden ante la residencia de el Presidente.
Tras contemplar la ciudad desde lo alto, volvimos al Museo de Historia Natural y pasamos allí el resto de la mañana. Después de comer fuimos a dar un paseo y nos encontramos con algunos edificios interesantes y visitamos el segundo museo del día, el del Aire y el Espacio. ¡Os lo acabamos de explicar en la siguiente entrada!
Deja una respuesta