Nuestra llegada a la isla de Hawái, llamada habitualmente Big Island para no confundirla con el nombre del archipiélago, no fue tan plácida como nos imaginábamos después de nuestro reposado paso por las playas de Honolulu. Ya sabíamos que en esta isla moverse con transporte público es bastante complicado, porque las líneas de autobús no son muy frecuentes, pero lo que no sabíamos era que el uno de julio era festivo y que, por lo tanto, el bus que nos podría llevar hasta el Hawai’i Volcanoes National Park no funcionaría ese día. La única opción era alquilar un coche, lo que convertiría el día en una doble aventura ya que sería la primera vez que Guillem circulaba con un coche tras sacarse el carnet. Habíamos conducido un pequeño camión por el rancho de Merritt, pero ahí el único peligro era chocar contra un árbol o toparse de frente con una manda de búfalos. ¡Y vaya si se estreno esta vez! Casi 270 kilómetros en una jornada, desde primera hora de la mañana hasta entrada la noche y bajo una densa lluvia.
El plan para el primer día en Hilo era conducir a lo largo de la costa sur hasta llegar a South Point, luego visitar dos de las playas famosas de la isla, la Green Sand Beach y la Black Sand Beach, y acabar viendo la puesta de sol ante la imponente caldera del volcán Kilauea. Fue un día bastante intenso y para no enredarnos con una entrada larga e infumable, os lo vamos a explicar en un par de entradas.
Empecemos con un allanamiento de morada
Cogimos un taxi en el aeropuerto de Hilo porque no hay ningún autobús que conecte la terminal con la ciudad. El viaje costó 17$, pero nos salió más barato porque compartimos gastos con unas chicas. El taxista nos llevó hasta la puerta del Spa Vive Retreat Bed&Breakfast donde habíamos reservado una habitación. ¿El nombre suena bien eh? Suena a cama mullidita y a sábanas finas, pero ¡oh sorpresa! La casa estaba a oscuras, cerrada y nadie contestaba al timbre. Eran las 7 de la tarde y el sol ya se había escondido, estaba empezando a chispear, íbamos cargados con todas las mochilas y no teníamos manera de contactar con la gente que llevaba el sitio.
Nos quedamos con la cara de tontos, pero superado el desconcierto inicial nos pusimos a explorar, rodeamos la casa y tras un jardín selvático encontramos una puerta abierta. Sintiéndonos como ladrones y deseando que el dueño de la casa no tuviera ninguna escopeta a mano, entramos en lo que dedujimos que era la cocina-sala de estar del bed&breakfast. Nos infiltramos sigilosamente en la casa y al final de un pasillo encontramos la habitación que habíamos reservado. Sabiendo que era la nuestra, descargamos las mochilas, nos acomodamos y pasamos aquí la noche, eso sí, con un cierto desasosiego por una entrada tan furtiva.
La dueña del lugar se presentó a primera hora para fundirse en mil disculpas por haberse olvidado de nosotros y nos trajo las llaves de la habitación. ¡Suerte que habíamos encontrado la puerta abierta! Como ya os podéis imaginar, nos fue perfecto para renegociar a la baja el precio de la habitación.
Alquilar un coche en Hawái
Para alquilar un coche en los EUA la mayoría de compañías piden como requisito indispensable que el nombre de la tarjeta de crédito y el carnet de conducir coincidan. Para nosotros esto era un problema ya que la tarjeta está a nombre de Alex y el carnet a a nombre de Guillem. Por suerte, hay algunas casas que son más flexibles con este tema y a parte de tarjetas de crédito aceptan tarjetas de débito, además, son las que ofrecen mejores precios.
De buena mañana volvimos al aeropuerto, donde están todas las empresas de alquiler, y fuimos directamente a las oficinas de Budget que aceptan tarjetas de débito. Segundo problema, presentar solo el carnet internacional no sirve, sino que hay que presentar el carnet válido en tu país de origen también. Guillem aprobó el carnet tres días antes de ir a Canadá y para que te lo manden tardan un mes. Afortunadamente, la señora de la oficina de alquiler se apiadó de nosotros y nos hizo igualmente el papeleo. Como nos dijo ella «que esto quede entre nosotros» ¿vale?
La jugada nos salió más cara de lo que habíamos previsto debido a la disponibilidad de vehículos y la falta de antelación. Cogiendo un coche de 10 de la mañana a 10 de la mañana del día siguiente nos costó 113$ con el seguro más completo y con un GPS, extra que cuesta 10$.
La costa sur de Big Island
Tanteando las sensaciones al volante y atentos como unos novatos a cualquier señal o límite de velocidad, emprendimos nuestro viaje a lo largo de la costa sur de la Big Island. Condujimos durante tres horas hacia South Point, el punto más alejado que visitaríamos ese día, y desde aquí volveríamos hacia Hilo haciendo paradas en nuestros siguientes destinos.
South Point
South Point es, sencillamente, el punto más al sur de los Estados Unidos. No hay nada que ver, ninguna señal que marque el lugar exacto más allá de un placa en el camino que recuerda el hito. Pero bueno, para nosotros que no estamos acostumbrados a estos paisajes, ya era una buena razón para ir y disfrutamos mucho contemplando estos prados verdes que se extienden hasta los abruptos acantilados de la costa, siempre azotados por el fuerte oleaje del Pacífico.
A pesar de la poca espectacularidad del South Point, los locales vienen a menudo aquí a pescar y, sobretodo, para saltar al mar desde los acantilados. Mientras mirábamos como un torpe local se pegaba un planchazo padre, escuchamos gritos de niños pequeños. Alarmados nos asomamos a un gran agujero en la roca abierto al mar y lo que vimos nos sorprendió mucho.
Tardamos unos segundos en darnos cuenta que los niños no se estaban ahogando sino que estaban jugando tranquilamente en la espumosa y violenta marea entre afiladas rocas. Si nosotros nos hubiéramos metido en un sitio así de críos, no hace falta explicaros la que nos habría caído.

Pues más o menos sobre esas rocas de ahí en frente se encuentra el South Point. No impresiona mucho la verdad. Cuando nos acercamos encontramos a un desorientado señor que con una decepción evidente nos señaló la roca y nos dijo: «Supongo que será eso«
Esto fue solo el principio del día, de aquí nos montamos de nuevo al coche y empezamos a desandar el camino y nos fuimos directos a la Green Sand Beach. ¿Será tan verde como dicen la arena de esta playa? ¿Encontraremos las tortugas de la Black Sand Beach? ¿Llegaremos a tiempo al volcán? ¡Os lo explicamos en la siguiente entrada!
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