Vancouver Island. Victoria

Victoria es la capital de la Columbia Británica y también nuestra siguiente parada. No la incluíamos en la ruta por su importancia política, ni por tratarse de una de las ciudades más antiguas del Pacífico noroeste. No. Aquí habíamos venido a ver ballenas.

Ver uno de estos animales era una asignatura que teníamos pendiente. Hace un par de años visitamos Islandia e hicimos un tour para verlos, pero no hubo suerte. No solo no aparecieron, sino que además todo el pasaje acabó agonizante del mareo. Fue una experiencia bastante frustrante, así que esta vez estábamos muy expectantes. ¿Habríamos pagado para marearnos en alta mar? Éramos como un Capitán Ahab muy poco exigente, no esperábamos encontrar una ballena blanca, con una ballena cualquiera nos conformábamos. Incluso una pequeña y fea hubiera estado bien.

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Cualquier ballena valía, pero como mínimo tenía que ser una de verdad (y viva)

Los tres días que pasamos en Victoria nos quedamos en una residencia de estudiantes en el campus de la Universidad de Victoria. Era el apartamento de Linh, una chica vietnamita que había contestado a nuestra solicitud de última hora. Gracias a ella pudimos disfrutar del ambiente universitario de aquí. Nos quedamos con esos dos adultos que encontramos peleándose con espadas largas en mitad del campus. Eso no lo habíamos visto aún. Fue genial que Linh nos rescatara, pero a ella también le fue bien ya que nos utilizó de carabinas en una cita que había organizado en su casa. Supongo que tener a dos extraños cenando en la mesa ayuda a romper el hielo cuando la pareja es demasiado tímida.

Buscando ballenas

A las 10.00 de la mañana  zarpamos a bordo del Maraude VI, un barco de la compañía SpringstideAunque hay otras empresas que ofrecen recorridos muy parecidos, como por ejemplo The Prince of Whales, nosotros nos decidimos por esta porque encontramos una oferta en Travelzoo. El tour que contratamos en la web se ofrece por poco más de 100$ y lo compramos por 59$. Minutos antes de salir de puerto informaron por radio que se habían divisado algunas orcas al sur de Discovery Island.

A la búsqueda

Imposible acercarse a la proa de un barco y no hacer un Titanic

¡Y las vimos! Esta vez si. Cuando llevábamos media hora navegando, el capitán anunció que había divisado una familia de orcas pescando delante nuestro. Todos nos volcamos sobre las barandas y nos quedamos impresionados al encontrarnos junto a un gran macho que nadaba tranquilamente a la zaga de tres hembras. Durante un buen rato navegamos en paralelo a este animal de más de 7 metros. Cada vez que aparecía sobre la superficie, el barco soltaba un «Oh!» de sorpresa y al instante empezaban a dispararse las cámaras. Había que estar siempre alerta ya que cuando se sumergía nunca se sabía cuando y dónde volvería a aparecer. Más alejadas de nuestro barco vimos a las hembras, mucho más activas, saltando fuera del agua.

Decena de barcos

No éramos los únicos que habíamos salido a ver ballenas, una decena de barcos navegaban por la zona

Fotografiar una ballena es todo un reto porque nunca sabes por donde asomará. La gran mayoría de las fotos que hicimos fueron del lomo y la aleta trasera. Tenemos una gran colección de fotos de orcas sumergiéndose.

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El gran macho que navegó junto a nuestra embarcación

Una de las hembras pescando cerca de la orilla

Una de las hembras pescando cerca de la orilla

Seguimos al macho hasta llegar a aguas de los EUA, momento en que el barco tuvo que detenerse frente a un islote estadounidense y contemplamos las orcas cazando. Su plan había sido conducir a un banco de peces, presionándolo, hasta las aguas menos profundas cercanas a tierra y allí los atraparon contra las rocas. Ver a las hembras saltar a toda velocidad fue un grandioso espectáculo.

De regreso al puerto, encontramos una familia de focas holgazaneando bajo el sol. Levantaron las cabezas medio ladeadas para mirarnos un segundo y después perdieron todo el interés en nosotros.

Focas a la bartola

La isla de las focas

Qué ver en Victoria

De vuelta a la ciudad. A escasos metros de los muelles se encuentra el Royal BC Museum. No lo visitamos porque apenas teníamos un par de horas y la entrada costaba 24$. Aún así nos supo mal no tener suficiente tiempo porque pintaba muy bien. El habitante más famoso del museo es la reproducción de un mamut lanudo, pero también tienen una gran colección de objetos de las Primeras Naciones.

Justo al lado del museo está el Thunderbird Park, donde se exhiben algunos tótems de los pueblos Gitxsan, Haida y Kwakwaka’wawk entre otros. Aunque tienen aspecto de antiguos, se trata de réplicas. Los auténticos que se encuentran en el interior del museo para evitar su degradación en el exterior.

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Detalles de algunos tótems. Atentos a los morritos de selfie del tótem de la derecha

Sin movernos de la misma área, llegamos al Edificio del Parlamento de la Columbia Británica. Este es uno de esos edificios históricos (1897) que hacen que la gente de Victoria hinche el pecho y presuma de ciudad monumental. El interior se puede visitar de forma gratuita e, incluso, organizan visitas guiadas con actores caracterizados que teatralizan escenas importantes de la política de BC en los últimos siglos.

Parlamento de la Columbia Británica

Parlamento de la Columbia Británica. Sus jardines están llenos de gente tomando el sol

Parlamento

El interior de la cámara donde se reúne la Asamblea Legisltativa de la Columbia Británica

Nunca anda lejos una foto o un cuadro de la Reina Isabel II

La reina Isabel II nunca anda lejos

Después de este día de turista, por la noche tuvimos la cita doble con Linh y su amigo y a la mañana siguiente tomamos el autobús para dirigirnos hacia nuestra siguiente parada: Ucluelet. Nos esperaban días de acampada y lluvia

NOTA DE LOS AUTORES: Una entrada no está completa hasta que le ponemos la foto de un ciervo. Aquí os dejamos este macho que nos encontramos correteando por el campus de la universidad.

Mirada de desprecio que lanza un ciervo cuando corres detrás suyo y se escapa por leguas