Qué ver en Vancouver (4)
Ahí estábamos de nuevo. Cuando pensábamos que por fin habíamos llegado a nuestro destino en Okanagan Valley, desandábamos nuestros pasos y volvíamos hacia Vancouver. Esta vez no íbamos a quedarnos demasiados días, solo lo justo para hacer algunas visitas pendientes y terminar de planear el viaje a Vancouver Island. Aún así, gracias a los Couchsurfers que nos acogieron, la visita cundió bastante.
De Okanagan Valley a Surrey
Ir de Penticton a Vancouver con Greyhound salía por un buen pico, unos 50$ por cabeza, así que esta vez nos decidimos por probar un sistema alternativo. Buscamos en Craiglist.com «coches compartidos» y encontramos un viaje desde Westbank por 20$ cada uno que nos encajaba con el final del WorkAway en Penticton. No sabíamos quién nos iba a recoger, así que nos preparamos para huir por si se presentaba una furgoneta con el interior forrado de plástico o un conductor con guantes de cirujano. Pero no fue así, sino que se presentó Melvin, un simpático aficionado a la pesca que por motivos de trabajo hace habitualmente la ruta entre Vancouver y Kelowna y lo anuncia en internet para no dejarse el sueldo en gasolina.

Esperando a Melvin en Westbank aprovechamos para actualizar el blog y nos quedamos fascinados por el volumen y la densidad capilar de este señor
Tras poco más de 3 horas de viaje llegamos a Surrey, donde establecimos nuestra base de operaciones. Aunque técnicamente esta ciudad no pertenece a Vancouver, está integrada en el área metropolitana de Gran Vancouver y el Skytrain la enlaza con el centro en poco más de 25 minutos. Nada más llegar nuestro conductor nos avisó: «Vigilad siempre vuestras cosas, no llevéis mucho efectivo encima y no os mováis por esta zona de noche«. El panorama más allá de las ventanillas confirmaba su mensaje: vagabundos, yonkis, prostitutas y combinaciones varias de estos tres conceptos poblaban aceras y esquinas. ¡Empezábamos bien! ¿Dónde nos habíamos metido? Seguimos buscando la dirección y pocos minutos después respirábamos aliviados al comprobar que nuestros anfitriones vivían en un rascacielos de nueva construcción en el mismo centro de Surrey. Esta vez nos íbamos a quedar en casa de Rafaela y Reynaldo una joven pareja de Bello Horizonte, Brasil, que llevaba unos pocos meses viviendo en Vancouver.
Lynn Canyon Park
Rafa y Rey nos tenían preparado un día de lo más completo. Nos levantamos pronto y después de un buen desayuno nos montamos en el coche. Nuestra primera parada fue el parque de Lynn Canyon. Situado en North Vancouver es una muy buena alternativa al famoso Capilano Bridge ya que aquí también hay un puente suspendido y la posibilidad de pasear por el bosque a apenas unos minutos de la gran ciudad. Es verdad que suspension bridge de Lynn Park no es tan espectacular y es bastante más pequeño que su homólogo de Capilano, pero se puede visitar de forma gratuita por contra de los 35,95$ que cuesta su hermano mayor.

Aunque el puente suspendido de Lynn Canyon sea más pequeño la inestabilidad de la estructura añade a la experiencia un plus de emoción . Sobretodo si te encuentras al listo de turno haciendo la prueba del terremoto

La zona ofrece unos paisajes muy bonitos. Aunque no es habitual verlos, osos negros rondan por la zona
Stanley Park
Después de comer nos encaminamos hacia el downtown y después de comprobar lo caro que puede llegar a ser aparcar en esta zona (¡casi 7 dólares por 2 horas de estacionamiento!) volvimos a disfrutar de uno de los grandes placeres de la ciudad de Vancouver: pasear por Stanley Park. Aunque ya lo habíamos visitado en nuestra primera estancia este parque es tan extenso que aún nos quedaban (y nos siguen quedando) muchos rincones y senderos por descubrir. El lugar hervía de vida y junto a los habituales corredores, ciclistas y paseantes encontramos numerosos grupos de adolescentes haciéndose fotos y posando junto a limusinas de alquiler antes de encaminarse a sus ceremonias de graduación. Ellos incómodos y acalorados con sus trajes, chaquetas y fajines y ellas haciendo equilibrios poco acostumbrados sobre tacones de palmo.

La Girl in Wetsuit simboliza de la unión entre la ciudad e Vancouver y el mar. También es un lugar ideal para que se posen las gaviotas. ¿A alguien más le recuerda a la sirena de Copenhague o es solo cosa mía?

El Jardín de las Rosas se plantó en 1920 y actualmente tiene más de 3500 flores. Hay que visitarlo en verano para disfrutar del lugar en todo su esplendor
Kitsilano Beach
Para acabar el día y para disfrutar de la caída del sol, fuimos hacia la playa de Kitsilano. Somos muy amantes de las playas y en la primera visitas nos habíamos quedado con las ganas de visitarla, así que esta vez no la perdonamos. Aunque solo vimos uno de sus tramos, disfrutamos de unas horas de tranquilidad junto a la orilla con la agradable compañía de nuestros anfitriones.

Rafa y Rey. Les agradecemos mucho que nos acogieran esos dos días y también los otros días que vendrían con ellos, aunque eso ya os lo explicaremos más adelante
Camino a la isla
La mañana siguiente acabamos de planificar la ruta por Vancouver Island y buscamos nuestros siguientes destinos. El plan era sencillo y aunque le quedaban bastantes cosas por pulir, como mínimo saldríamos de casa con un itinerario: 9 días para visitar la isla empezando por Nanaimo, después Victoria para luego encaminarnos hacia Ucluelet y Tofino, pueblos famosos por sus playas, parques nacionales y por el surf.
Para ahorrarnos tener que viajar con las dos mochilas grandes, comprimimos y repartimos todo lo necesario en una de las grandes y una de las pequeñas y dejamos el resto de las cosas en casa de Rafa y Rey. También cogimos la tienda de campaña que nos habíamos comprado en Merritt con la idea de acampar algunos días desafiando la previsión meteorológica que nos anunciaba lluvia y más lluvia. Llegados a este punto llevábamos suficiente tiempo en Canadá para saber que aquí el tema de las previsiones del tiempo es algo meramente orientativo que muy pocas veces se ajusta a la realidad.
El 22 de junio por la tarde cogimos el ferry hacia Nanaimo desde Horseshoe Bay. Para llegar aquí cogimos el autobús 250 en Granville Street. Aunque esta línea no es tan rápida como el Express 257, el viaje de unos 45 minutos fue bastante placentero y nos dio la oportunidad de echarle un vistazo a algunos barrios de West Vancouver que aún no habíamos visto.
Entradas relacionadas:
Vancouver. Parte 1: Nuestro Inukshuk está en Vancouver
Vancouver. Parte 2: Los huérfanos de Grouse Mountain
Vancouver. Parte 3: Ni Granville Island es una isla ni el Steam Clock es tan antiguo como parece
Amazing histories, pictures, adventures, life… Good luck pareja de aventuras and Thank you too!
Thank you for all those amazing days guys!