Merritt (British Columbia)
Dejamos atrás la cosmopolita y dinámica Vancouver para dirigirnos hacia Merritt, en Nicola Valley, un tranquilo rincón al sur de la Columbia Británica. Después de haber visitado dos grandes ciudades como Seattle y Vancouver, realmente nos apetecía conocer y disfrutar de unos días en un lugar más rural y no tan poblado.
El 27 de mayo cogimos un autobús desde la Pacific Station de Vancouver y tres horas y media después, habiendo cruzado valles y montañas nevadas a través de la autopista de Coquihalla, llegamos a Merritt. Para movernos por Canadá, por ahora, siempre recorremos a la compañía de autobuses Greyhound porque ofrecen precios bastante competitivos y en los vehículos más nuevos tienen wifi y enchufes a bordo. Un detalle que se agradece mucho en los trayectos largos.
Nada más bajar del autobús vimos como había cambiado el paisaje, el clima, el estilo de la gente y la arquitectura. Si nos hubieran dicho que estábamos en otro país, nos lo hubiéramos creído. Si pensamos en el Lejano Oeste, en los nativos americanos o en los cowboys siempre lo relacionamos con el oeste de los Estados Unidos, pero creedme si os digo que Merritt es el auténtico Oeste. Quizás fue por falta de información, pero desconocíamos que esta cultura de sombrero vaquero y pistola estuviera tan arraigada aquí. Fue una grata sorpresa pues disfrutamos muchísimo conociendo esta faceta de Canadá.
En la estación nos esperaban Isobel y Bernie, un matrimonio de expatriados del Reino Unido que se conocieron «hace mucho tiempo» en el barco que les trajo hasta Canadá. Después de toda una vida construida a este lado del Atlántico, ahora el matrimonio dirige el Pentangle Vee Buffalo Ranch. Este rancho es el hogar de casi una treintena de búfalos americanos que pacen tranquilamente antes de convertirse en hamburguesas y filetes. Con ellos pasamos 12 días.
Bernie y Isobel construyeron su propia casa en la ladera de una colina, una in-ground house. Con este tipo de construcción se aseguran de que las temperaturas no sean tan altas en verano ni tan bajas en invierno. Aunque cueste de creer en Merritt se han registrado temperaturas récord de 39,5ºC en verano y de -40ºC en invierno. Fue una agradable sorpresa cuando al entrar en la casa vimos que el recibidor estaba decorado con el fragmento inicial de El Hobbit, donde explica cómo son las casas que estos pequeños y rechonchos seres construyen en el interior de las colinas.
Disfrutamos mucho compartiendo historias y aprendiendo sobre la vida en este lugar. Nos reímos mucho con ellos. Fue gracioso explicarles el significado en español del nombre de su coche. Mitsubishi Pajero. Ellos sabían que en el mercado español se había vendido con el nombre de Montero porque tenía algún significado inapropiado, pero no sabían exactamente de qué iba la cosa. Cuando se lo explicamos, evidentemente con cierto reparo pues podrían haber sido nuestros abuelos, no se escandalizaron si no que se quedaron con cara de fascinación y automáticamente preguntaron porqué en un lateral habían escrito Snow Athlete. Pajero y atleta de la nieve. La imagen les resultó hilarante.
El matrimonio compartía la casa con una diligente perra de linaje incierto llamada Sadie, tenía un poco de Akita por la forma de la cola, un poco de Pastor Alemán por el porte y algo de Rottweiler porque lo dijo su dueño. La perra nos acompañó cada vez que fuimos al bosque, cruzándose temerariamente a escasos centímetros de las ruedas del pequeño camión que conducíamos para movernos por el rancho. Un guardián muy necesario ya que su responsabilidad era avisarnos en caso de que algún depredador rondara cerca. Ya os podéis imaginar como nos quedábamos cada vez que el perro se quedaba mirando fijamente la espesura del bosque y empezaba a ladrar nervioso.
Es cierto que, a veces, le costaba centrarse en su papel de perro guardián y a menudo acababa sucumbiendo al impulso de perseguir alguna ardilla o marmota. La verdad es que la comprendemos: nosotros también intentamos atrapar alguna marmota. Ni Sadie ni Guillem consiguieron atraparla, pero Alexandra si. La atrapó bajo las ruedas del camión y la dejó con todo lo de dentro fuera.

Un minuto de silencio por esa pobre marmota despanzurrada, madre amantísima de una treintena de marmotitas huérfanas
La madera de un antiguo molino se podría amontonada y se había convertido en el nido de una extensa familia de marmotas. «Si las vemos les disparamos. No sirven para nada. Cavan agujeros y los búfalos podrían tropezar y romperse una pata. Están cubiertas de pulgas y ni siquiera se pueden despellejar bien para comer» decían de ellas. Con la ilusión que nos hizo cuando las vimos y lo mucho que las odian por aquí.
Nuestro trabajo en el rancho consistía, principalmente, en amontonar ramas y quemarlas. Los búfalos necesitan una gran cantidad de hierba para alimentarse, y para que la hierba crezca tiene que darle el sol, pero si hay demasiada maraña de ramas o de árboles muertos la hierba no crece y los búfalos no tienen donde pacer. Así que con estas estuvimos durante varios días: Bernie con la motosierra cortaba las ramas más bajas y nosotros las recogíamos y las apilábamos para luego prenderles fuego. Reconozco que el primer día, cuando vimos que el trabajo incluía la oportunidad de usar un lanzallamas de propano me pareció que habíamos encontrado el mejor trabajo del mundo. Pero una vez superada la emoción inicial, las mañanas empezaron a alargarse, sobretodo cuando prendíamos tantas piras que el bosque se llenaba de humo. Al menos, pensamos, que con eso mantendría a raya a los osos y a los pumas.
Y sí, en el bosque había osos y pumas. Afortunadamente, no nos encontramos con ninguno de ellos cara a cara, pero vimos las marcas de arañazos de un gran oso negro que por las mañanas rondaba cerca de casa. Fue gracioso cuando nos recomendaron coger un rifle por si aparecía el oso. ¿Y qué vamos a hacer nosotros con un rifle si aparece un animal salvaje? Como mucho se lo tiraríamos a la cabeza y seguro que se lo esquiva…
La manada de búfalos resultó ser mucho más tímida de lo que esperábamos. Cuando nos acercábamos un poco todos levantaban la cabeza y se nos quedaban mirando fijamente, si dábamos un paso más, salían todos en desbandada. Aún así, son animales curiosos y en más de una ocasión nos sorprendimos al verlos supervisando nuestro trabajo desde alguna colina cercana.

Cuando empieza la estampida, los búfalos adultos siempre rodean a los becerros para mantenerlos a salvo
En esta región hay una gran cultura de armas. Según Bernie la ley «no es tan buena» como en los EUA, pero igualmente podía permitirse tener una buena colección de rifles en casa. Su auténtica afición eran las armas de pólvora antiguas. Armas que aquí desde el punto de vista legal ni siquiera merecen la categoría de arma sino que son consideradas como un juguete. Eso sí, son un juguete que puede perforarte de par en par.
Antes de irnos, les comentamos que nos gustaría probar alguna de sus armas ya que nunca antes habíamos disparado y, muy probablemente, no tendremos muchas más oportunidades. Dicho y hecho. Al día siguiente teníamos al presidente de la British Columbia Black Powder Association en casa y todo un arsenal de armas de fuego a nuestra disposición. Varios modelos de rifles de pólvora de mediados del XIX hasta finales de siglo más algunos rifles de caza modernos.
Pero no solo fueron las armas. Isobel y Bernie participan en los llamados Rendezvous, encuentros organizados para amantes de las recreaciones históricas en las que grupos de aficionados se reúnen para intercambiar o vender objetos de época, mostrar su últimas adquisiciones y disfrutar de un pequeño viaje en el tiempo. En unos pocos minutos estábamos ataviados al más puro estilo de los pioneros de finales del XIX y armados con rifles de pólvora.

Probamos antiguos rifles de pólvora y algunos modernos. Una auténtica clase magistral repasando la historia de estas armas de fuego disparo a disparo
Y para despedirnos de este rincón tan especial, tachamos de nuestra lista de «cosas que hay que hacer» el comernos unos marshmallows alrededor de una fogata.
Hola, muy interesante la historia con los búfalos. Mi preguntas es como consiguieron el trabajo alli?? les pagaron o fue solo a cambio de cama y comida??
Gracias y sigan asi!!!!
Hola Gabriel,
fue un workaway, nos dieron comida y alojamiento a cambio de trabajo, los hay por todo el mundo y de todo tipo. En este enlace puedes encontrar más información: https://nuestrodiariodeaventuras.com/2014/06/workaway-una-opcion-para-vivir-viajando/
Saludos!
Hola! pero una pregunta, este rancho se puede visitar o algo, o al menos ver los bufalos desde la carretera? En una foto parece que estan muy cerquita de una.
El caso es que en unos dias pasamos por la zona camino de Vancouver y nos gustaria asomarnos a verlo. No he sido capaz de encontrar el rancho en google maps… 🙁 Nos desvelais el secreto, please?
Hola Javi,
Es un terreno privado, no se puede acceder a él ni ver los búfalos desde ninguna carretera. Es una granja enorme con parte de bosque y a veces se van los búfalos por ahí y ni desde la casa los ves, lo siento…
Disfrutad mucho de Canadá!!